Bueno, ya estamos de vuelta en Kirksville. Y si supiéramos como va la cosa aquí ¡no volvíamos! Hace un frío gélido matadoooor. Me amanto a tope, con toda la parafernalia que me regalasteis, (gorro, dos pares de calcetines, cuello/braga, guantes, dos bufandas...), y aun así... Mira cómo es la cosa, que ya te puedes imaginar, que por la calle parezco un caramelo, envuelta del todo. Incluso durante el día hay que ponerse gafas, porque la nieve refleja mucho. Y me pasa que se me forma como una corrientilla entre las gafas y los ojos, (como cuando queda una puerta abierta y te pones justo en el chorrillo de la corriente), y ni con gafas ni sin ellas, siempre llego a los sitios llorando por " congelamiento de globo ocular". Los pelos de la nariz también se congelan, qué coña, nada más sales a la calle, empiezas a notar que los pelillos empiezan como a apegañarse unos a otros dentro de la nariz, como entre cosquillita y grima, y es una cosa inaudita.
Luego, hay nieve bonita y nieve fea. La bonita es la recién caída, que aquí puedes coger los copos en la mano enteros, y puedes distinguir su conformación fractal completamente. La fea es toda la demás. Alguna se pone negra-negra, pero negra, entre el barrizal que se forma y la roña ambiental. Otra, cuando ya lleva varios días nevao, ya no es nieve, sino que se vuelve una placa resbaladiza, que se convierte en un imán para caídas tontas. Luego están las estalactitas y estalagmitas, que se forman en los sitios más inusitados y son increíbles. Pueden verse colgando de dos en dos de cada una de las borlas de los toldos en los escaparates, o también colgando de cualquier parte de la carrocería de los coches que llevan tiempo aparcados.
El murciélago de la casa de la vecina ha vuelto para quedarse, pero ahora vive en las paredes, en los huecos de la calefacción. Uno de los tubos pasa justamente por al lado de nuestra oreja cuando estamos en cama, y es como si lo escucharas arrastrándose a dos centímetros de ti.
Ayer hemos hecho mejoras en la casa. Bueno, "mejoras" sólo entre comillas. Toni, que dice que le duele la espalda de dormir prácticamente en el suelo, tuvo ayer una buena idea. Decidió levantar el catre, y poner debajo de la colchoneta una amortiguación de periódicos, bolsas de plástico, y un feixe de sobres acolchados que encontramos un día en una caja. A mí no me sirvió mucho de prueba esta noche pasada, porque llegamos tan cansados que ni me enteré. Pero 'el dice que algo funciona. No obstante, creo que vamos a ir a por el plan B y comprar otra colchoneta de camping nueva, (el hombre es el único animal que tropieza dos veces....) sólo que esta vez mantendremos lápices y bolis a una reglamentaria distancia de seguridad.
Luego, hay nieve bonita y nieve fea. La bonita es la recién caída, que aquí puedes coger los copos en la mano enteros, y puedes distinguir su conformación fractal completamente. La fea es toda la demás. Alguna se pone negra-negra, pero negra, entre el barrizal que se forma y la roña ambiental. Otra, cuando ya lleva varios días nevao, ya no es nieve, sino que se vuelve una placa resbaladiza, que se convierte en un imán para caídas tontas. Luego están las estalactitas y estalagmitas, que se forman en los sitios más inusitados y son increíbles. Pueden verse colgando de dos en dos de cada una de las borlas de los toldos en los escaparates, o también colgando de cualquier parte de la carrocería de los coches que llevan tiempo aparcados.
El murciélago de la casa de la vecina ha vuelto para quedarse, pero ahora vive en las paredes, en los huecos de la calefacción. Uno de los tubos pasa justamente por al lado de nuestra oreja cuando estamos en cama, y es como si lo escucharas arrastrándose a dos centímetros de ti.
Ayer hemos hecho mejoras en la casa. Bueno, "mejoras" sólo entre comillas. Toni, que dice que le duele la espalda de dormir prácticamente en el suelo, tuvo ayer una buena idea. Decidió levantar el catre, y poner debajo de la colchoneta una amortiguación de periódicos, bolsas de plástico, y un feixe de sobres acolchados que encontramos un día en una caja. A mí no me sirvió mucho de prueba esta noche pasada, porque llegamos tan cansados que ni me enteré. Pero 'el dice que algo funciona. No obstante, creo que vamos a ir a por el plan B y comprar otra colchoneta de camping nueva, (el hombre es el único animal que tropieza dos veces....) sólo que esta vez mantendremos lápices y bolis a una reglamentaria distancia de seguridad.